En el 2 debate de los candidatos presidenciales, que será mañana 28 de abril, se espera que Claudia Sheinbaum defienda a capa y espada a AMLO a quien le debe todo y porque a través de Rayuela (de la Jornada) le reprochó que no lo hizo.
Xóchitl Gálvez dice que se va a portar sería porque, según ella y sus asesores, eso es lo que quieren los mexicanos, pero se están equivocando porque la frescura y fortaleza de Xóchitl es ser espontanea y ya la vimos nerviosa en el primer debate. Xóchitl necesita enérgica y contundente, como es.
Máynez va a seguir consolidando su imagen y, dicen sus críticos, seguramente volverá a pegarle a Xóchitl, pues ese es el rol que le toca jugar.
Lo que llama más la atención es el contexto de campañas de terror que hay en torno al segundo debate. Lo quieren minimizar, pero es una realidad preocupante. La Iglesia Católica lo ha dicho y los expertos analistas también lo han denunciado.
Y lo más significativo, aunque lo nieguen, es que el equipo de seguridad de Claudia Sheinbaum permitió que llegara a un retén del Cártel del Pacífico en Chiapas, a pesar del riesgo evidente. Coinciden los analistas que esto ha generado críticas debido a la memoria fresca del asesinato de Luis Donaldo Colosio en condiciones menos riesgosas en el pasado.
Tanto Sheinbaum como el presidente López Obrador intentaron minimizar el incidente acusando a los medios críticos, pero la violencia política en México es innegable, convirtiendo este proceso electoral en el más letal según la consultora Integralia.
El Instituto Nacional Electoral reporta un aumento del 44% en solicitudes de protección por razones de seguridad, reflejando el miedo palpable entre los candidatos. Integralia identifica 15 estados en riesgo de intervención del crimen organizado, la mayoría gobernados por Morena. La estrategia gubernamental de contener pero no enfrentar a las organizaciones delincuenciales ha sido criticada, especialmente dado el aumento alarmante de homicidios dolosos durante el sexenio actual.
La violencia política se ha vuelto generalizada, afectando a todos los partidos y candidatos. La incapacidad del Estado para enfrentar este desafío y las posibles complicidades con los cárteles de la droga plantean un escenario de riesgo y desconfianza. Con 30 asesinatos políticos registrados y numerosos casos de intimidación, los candidatos se ven obligados a reforzar su propia seguridad, evidenciando la crisis de seguridad que enfrenta México en el contexto electoral. Al tiempo.
Por Luis Martínez Alcántara.