Por Luis Martínez Alcántara
La jueza federal Ruth Haggi Huerta declaró en quiebra a Altos Hornos de México (AHMSA), una de las principales productoras de acero en el país. Esta decisión se produce tras un largo proceso de concurso mercantil que comenzó en junio de 2023, durante el cual la empresa no logró alcanzar un acuerdo con sus más de 1,600 acreedores.
Haggi Huerta argumentó que, a pesar de las prórrogas otorgadas, los esfuerzos por resolver la situación financiera fueron infructuosos, lo que llevó a la orden de liquidación de sus activos para saldar las deudas acumuladas.
La quiebra de AHMSA tiene implicaciones significativas para la economía mexicana. Con una deuda que supera los 5,000 millones de dólares y una historia de problemas financieros desde 2019, esta situación representa un golpe duro para la industria del acero y para la economía regional, especialmente en Monclova, Coahuila. La empresa fue un pilar económico en su localidad, generando miles de empleos directos e indirectos. Su colapso no solo afecta a los trabajadores, sino también a proveedores y empresas locales que dependían de su operación.
Se estima que alrededor de 17,000 trabajadores quedarán desempleados tras la declaración de quiebra. La situación laboral ya era precaria antes del fallo judicial, con muchos empleados en paro desde hace más de dos años debido a la inactividad productiva de la empresa. Este desenlace no solo significa pérdida de empleo, sino también una crisis social en una región donde AHMSA era uno de los principales empleadores.
La historia reciente de AHMSA está marcada por escándalos y mala gestión. El arresto del ex presidente Alonso Ancira en 2019 por corrupción y lavado de dinero fue un punto crítico que desató su declive. Desde entonces, la compañía ha enfrentado múltiples desafíos financieros, incluyendo la cancelación de contratos por parte de la Comisión Federal de Electricidad y el incumplimiento en pagos a proveedores y trabajadores. Esta serie de eventos ha llevado a la empresa a una crisis insostenible.
El futuro inmediato para AHMSA es incierto. Con el proceso judicial en marcha, se espera que un síndico supervise la venta de los activos para pagar primero a los trabajadores y luego a los acreedores privilegiados. La magnitud del proceso y la complejidad de los contratos pendientes podrían prolongar aún más esta situación.