CIUDAD DE MÉXICO.- La reciente detención de siete menores de edad en Sonora ha conmocionado a la sociedad mexicana, revelando una cruda realidad: el reclutamiento de niños por parte del crimen organizado.
Según informó Francisco Sergio Méndez, delegado de la Fiscalía General de la República (FGR) en Sonora, los menores, de entre 11 y 13 años, fueron detenidos en dos operativos realizados en los municipios de Santa Ana y Atil.
Los pequeños sicarios se encontraban en compañía de adultos, dedicándose a actividades criminales como homicidios y secuestros. Esta situación ha generado un fuerte llamado de las autoridades a los padres de familia para que estén más atentos a las actividades de sus hijos y evitar que sean captados por estas redes delictivas.
La FGR también ha señalado la necesidad de incrementar las penas para los adultos que corrompen a menores y los involucran en el crimen organizado. En Sonora, las células delictivas aprovechan la disponibilidad y maleabilidad de los niños, quienes son más propensos a seguir órdenes sin cuestionamientos y a manejar armas con facilidad.
El delegado Méndez incluso sugirió que los padres que descuidan a sus hijos deberían ser sancionados, considerando la grave responsabilidad que implica el abandono en la supervisión de los menores.
El problema del reclutamiento de niños por el crimen organizado no es exclusivo de Sonora. Según la organización Reinserta, alrededor de 250 mil niñas y niños en México están en riesgo de ser reclutados por diversas organizaciones criminales.
La pobreza, la falta de acceso a la educación, y la cercanía a zonas controladas por el narco son factores que facilitan este reclutamiento, que a menudo ocurre bajo amenazas o manipulación. Estos menores no solo son utilizados como sicarios, sino también en tareas como espionaje, mensajería, y otras actividades peligrosas.
A pesar de la gravedad del problema, México aún no cuenta con políticas públicas efectivas para atender y prevenir el reclutamiento de menores por el crimen organizado. Actualmente no existen cifras oficiales sobre el número de niños reclutados, ni estrategias claras para protegerlos de esta situación.