Por Luis Martínez Alcántara
El FBI reveló un complot iraní para asesinar a Donald Trump antes de las elecciones presidenciales. Las autoridades federales acusaron a tres individuos, entre ellos a Farhad Shakeri, quien supuestamente fue instruido por un contacto del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) para llevar a cabo la operación.
Este plan, que se había mantenido en secreto, pone de manifiesto las amenazas persistentes que enfrenta Trump y otros ciudadanos estadounidenses por parte del régimen iraní.
La acusación detalla que Shakeri, un nacional afgano que reside en Irán, recibió órdenes en septiembre para desarrollar un plan que le permitiera monitorear y eliminar a Trump. En sus declaraciones a las autoridades mencionó que tenía una semana para presentar un esquema viable; sin embargo, no logró cumplir con el plazo establecido. Según trascendió el IRGC decidió posponer el plan hasta después de las elecciones, anticipando que sería más fácil atacar a Trump si perdía.
Junto a Shakeri, dos ciudadanos estadounidenses, Carlisle Rivera y Jonathon Loadholt, fueron arrestados en Nueva York por su supuesta colaboración en este complot. Se les acusa de ayudar a Shakeri en la vigilancia de otros objetivos, incluyendo a una periodista iraní-estadounidense crítica del régimen. Este caso refleja una red más amplia de actividades criminales orquestadas por Irán en territorio estadounidense.
El Fiscal General Merrick Garland y el Director del FBI, Christopher Wray, condenaron las acciones del régimen iraní como una amenaza significativa para la seguridad nacional de EE. UU. Garland destacó que este tipo de complots son parte de un patrón más amplio donde Irán busca vengar la muerte del general Qasem Soleimani, quien fue asesinado en un ataque con dron autorizado por Trump en 2020. La situación ha generado preocupación sobre la seguridad de figuras políticas estadounidenses y la posibilidad de ataques coordinados.
La revelación del complot llevó a un aumento en la vigilancia y las medidas de seguridad alrededor de Trump y otros posibles objetivos. Además, se espera que este incidente intensifique las tensiones entre Estados Unidos e Irán en un contexto ya delicado tras años de conflictos diplomáticos y militares. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollarán estos acontecimientos en los próximos días.