En México los trastornos del sueño y la obesidad van en aumento, la buena noticia es que existen soluciones también vinculadas, aseguran especialistas.
Se estima que en nuestro país el 45 por ciento de la población adulta presenta insomnio, apnea o ronquidos, que son los principales trastornos del sueño. Además, 75.2% de las personas mayores de 20 años presentan sobrepeso y obesidad, y la proporción es mayor en mujeres (76.8%) que en hombres (73.5%). Los adultos de 40 a 60 años es el grupo que concentra las prevalencias más altas (85%).
¿Pero, cómo se vincula la obesidad y el insomnio?. “La falta de sueño genera importantes problemas de salud, incluyendo el incremento de la acumulación de grasa abdominal y de colesterol en sangre”, afirma la doctora Esmeralda Bastidas, experta en medicina regenerativa.
La también CEO de NEOCLINIC, asegura que esto se debe a que durante el sueño se producen hormonas que controlan el hambre, como la leptina y la ghrelina. También, se produce la hormona del crecimiento (GH), la cual ayuda a la quema de grasa (acción lipolítica), especialmente de la grasa visceral, que es la más dañina, pues libera sustancias inflamatorias que incrementan el apetito y elevan los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
En contraste, dijo, la GH, en cantidades ideales, favorece el desarrollo de los músculos y el buen metabolismo. “La falta de sueño también produce daños a nivel cromosómico que favorece el desarrollo de enfermedades genéticas o adquiridas, incluyendo las neurodegenerativas, como las demencias”, expuso la doctora Marimar Guerra, experta en medicina genómica.
Las dos especialistas coinciden en que el sobrepeso y la obesidad generan trastornos del sueño, principalmente porque dificultan la respiración, el descanso y la oxigenación de las células, procesos básicos para la regeneración de órganos y tejidos, durante la noche.
“Esto significa que cuando no dormimos bien, se incrementa el riesgo de desarrollar diabetes, obesidad, problemas de memoria y oxidación de células, favoreciendo el envejecimiento prematuro”, afirma la doctora Guerra, también CEO de MEDAE.
Afortunadamente, para los pacientes que viven con uno o ambos trastornos existen soluciones que van de la mano, como son la Terapia Hormonal, la Medicina Hortomolecular, la Regeneración Celular, el Hidrógeno Molecular y la Terapia índico.
En ese último se utilizan electrodos que brindan información sobre la energía del organismo para luego tratar los desequilibrios energéticos y fisiológicos a través de frecuencias y longitudes de onda que corresponden a patrones saludables, recordando a nuestras células como repararse, explicaron las especialistas.