Al cierre de mayo, el 79.4 por ciento del territorio nacional sufría algún grado de sequía, 8 puntos más que en el mes previo y 43 puntos más que en la misma fecha de 2023, informó el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Los daños que la actual sequía ha causado en el territorio mexicano son inmensos: presas y lagos en sus mínimos históricos, y manantiales, ríos, arroyos secos o en sus niveles mínimos. También grandes extensiones de tierras de labor no cuentan con agua y hay una importante reducción de los hatos ganaderos.
Debido a la actual sequía, que comenzó en 2022, nuestro país está pasando por su peor crisis hídrica en tres años. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional del Agua, más de 65% del territorio nacional presenta algún grado de sequía.
La situación se ha complicado porque a la sequía se agregan temperaturas excepcionalmente altas en muchas regiones del país.
El Monitor de Sequía en México (MSM) del Servicio Meteorológico Nacional, señala que al 30 de abril de 2024 el número de municipios con sequía fueron mil 963, es decir, 79.4 por ciento de los 2 mil 469 municipios y alcaldías de los 31 estados y la Ciudad de México. De estos municipios, 380 sufrían sequía extrema y 215 sequía excepcional.
De acuerdo con el MSM, en la sequía excepcional las pérdidas de cultivos y pastos son excepcionales, hay excepcionales riesgos de incendios, carencia de agua en presas, arroyos y pozos, todo lo cual crea una situación de emergencia excepcional.
Las principales consecuencias de la prolongada sequía y de las altísimas temperaturas de las últimas semanas es la caída de la producción de granos, principalmente de maíz, lo que podría convertirnos en el principal importador de este cereal en el mundo.
La Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México (SEDEMA), señala que hay estrés hídrico cuando la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un lapso determinado, o cuando se restringe su uso por la mala calidad del agua.
El World Resources Institute indica que 25 % de los habitantes del mundo se enfrentan cada año a condiciones alarmantes de estrés hídrico, y que cerca de 50% de la población mundial padecen estrés hídrico durante al menos un mes al año, cifra que en 2050 podría aumentar a casi 60%.
Recordemos que las sequías no son nuevas, sino cada vez más recurrentes y cada vez más intensas. Desde hace al menos 15 años se tienen registros de cinco sequías.
La sequía de 2011 acabó con la producción de temporal (la producción agrícola en época de lluvias) y disminuyeron las cabezas de ganado.
Todos recordamos que en la sequía de 2023 en la ciudad de Monterrey hubo una muy grave falta de agua. Desde entonces, las presas y otros cuerpos de agua en el país se han vaciado hasta llegar a la situación actual.
Si bien la agricultura de riego en el país es muy importante, la parte fundamental es la agricultura de temporal, es decir, una agricultura que depende de las lluvias. En años en que hay abundantes lluvias la producción agrícola es muy alta.
De los 195 millones de hectáreas del total del país, el sector agropecuario utiliza 134 millones, de las que 82% dependen de las lluvias, para la producción agrícola y la ganadería.
Si las lluvias tardan en llegar o no son suficientes, habrá problemas en la producción de alimentos, de carne y leche, y las familias que dependen de esta actividad no tendrán ingresos.
Por lo anterior, las sequías se han empezado a considerar un riesgo para el país porque afectan a más de 60 % del territorio nacional con las pérdidas que conllevan.
La producción de temporal, sobre todo algunos granos, como el frijol, el trigo y el maíz, se ve muy afectada si las lluvias se retrasan o si son escazas. En el caso de la ganadería, la que sufre es la que se alimenta del pastoreo.
Por Abel López Jiménez.